Tal y como ocurrió en la primera, los Juegos Olímpicos de 1940 y 1944 fueron cancelados, por lo que hubo que esperar a 1948 para disfrutar de una nueva edición, esta vez celebrada en Londres. Por primera vez se televisó en directo la ceremonia inaugural, pero muy pocas alegrías más dio esta edición, puesto que la situación europea era tan precaria que las medallas fueron de hojalata y cada delegación tuvo que trasladar a Londres su propia comida.